El ladrón de almas

El ladrón de almas

martes, 19 de febrero de 2013

"Un tiempo de bosques salvajes", de Antonio de Egipto, por María del Pino.



            Con toques de sensualidad verbal, ternura infantil y perfumes florales traídos del bosque, Antonio de Egipto nos lleva de la mano, entre oleajes de brisa primaveral con olor a jazmín, al mundo del verso. Cada uno impregnado de un aroma único y entrañable, tiznado de un color pastel que nos roza el corazón, acariciándolo, meciéndolo en un universo sereno y armonioso.

            El vocabulario que usa el escritor es rico en atractivo visual y auditivo. Conforme vas leyendo, vas quedando prendado por cada palabra, cada línea. Todo ello te hace danzar dentro de un eterno valls de tranquilidad y paz.

            La elegancia con la que refleja varias de sus vivencias, ya sean realidad o ficción, hace que te sumerjas en su mundo con facilidad. Es más, la gracia con la que mueve verso tras verso denota que el arte fluye con constancia y claridad.

            Hay unas cuantas frases, de las muchas que deja caer delicadamente, que me parecen atractivas. Frases como: “Estoy aquí, desnudo, con el corazón en la mano”, “A pesar de los árboles talados decidió ser tierra en un paraíso maldito”, “…sangraba pétalos”. Las describiría con la palabra SENSIBILIDAD, puesto que toda la obra está empapada de ella.

            Ahora solo me queda decir: amantes de la poesía, enemigos de ella, os invito a hacer un alto en el camino y leer el libro de Antonio de Egipto, “Un tiempo de bosques salvajes”. Es… como un tango bien descrito. Lo recomiendo en todas las estanterías.
 

Gracias por hacernos disfrutar con tu magia, Antonio.



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Por María del Pino.